miércoles, 25 de marzo de 2015

Tres leyendas sobre el TE

TRES  LEYENDAS SOBRE LOS ORIGENES
        







 En China ya se conocía el té 2000 años antes de Jesucristo. Cuenta la leyenda que un emperador erudito, Shen-Nong, descansaba a la sombra de un árbol mientras aguardaba que hirviera un cuenco con agua. De forma casual algunas hojas cayeron en el agua y se formó una infusión que maravilló al emperador cuando la probó. Desde ese momento el té empezó a conquistar China.
   
     Este descubrimiento tiene una versión diferente en la historia Hindú. Para los indios fue el legendario príncipe Bodhidharma quien descubrió las propiedades curativas del té. En un peregrinaje para predicar el budismo, el príncipe cayó enfermo y a sugerencia de los sabios bebió una infusión que lo rehabilitó. Era TÉ.
   
     Los Japoneses han transformado la plácida historia de Bodhidharma en un drama espiritual. Cuentan que el príncipe decidió no dormir durante nueve años para meditar, pero al poco tiempo le venció el sueño e, indignado, se arrancó los párpados y los arrojó al jardín.
En ese lugar creció una planta como testimonio de su sacrificio.
Pasados los nueve años y habiendo logrado su propósito, bebió una pacificante bebida obtenida de sus hojas y esta planta fue luego conocida como té.

Las tres leyendas coinciden en el carácter ancestral de esta bebida en Oriente y su estrecha vinculación con una forma de ver el mundo: el budismo.

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